domingo, 17 de octubre de 2021

18 de octubre, VI Día de las Escritoras: Leer las edades de la vida






El lunes 18 de octubre tendrá lugar el acto dedicado al VI Día de las Escritoras, organizado por la Biblioteca Nacional de España, la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas (CyM) para reivindicar y poner en valor el legado cultural de las escritoras hispanas e hispanoamericanas.

 En esta ocasión está comisariado por Marifé Santiago Bolaños, quien bajo el lema Leer las edades de la vida, “quisiera que esta edición supusiera una fiesta de la lectura. De la lectura de la obra de las escritoras que escribían y escriben conservando la soledad acompañada que ofrece un libro, que ofrece una obra." 
 A lo que añade:“la escritura va dando cuenta de las edades de la vida y nos permite elegirnos, recuperarnos y soñarnos entre las páginas de los libros. De los que se escribieron para nosotras, aunque no los hayamos encontrado aún. Leer las edades de la vida. Leer a las escritoras, leernos con las escritoras compartiendo miradas del mundo Leer, de verdad, todas las edades de todas las vidas. Y compartirlo en una fiesta lectora del tiempo.

” Retransmisión en línea del acto principal
 El acto principal del Día de las Escritoras consiste en la lectura de la una selección de textos de autoras españolas e hispanoamericanas a cargo de personalidades de diversos ámbitos de la sociedad española.

 Este año, por primera vez, se leerán textos de escritoras vivas como Rosa Montero, Fanny Rubio, Elena Poniatowska o Susanna Rafart y se incorporarán textos de teatro y ensayo. En total, más de una veintena de textos de autoras, que puedes ver y leer aquí. Este acto principal tendrá lugar el 18 de octubre a las 18:30 h. y podrá seguirse a través de Youtube

 Carmen Laforet en el VI Día de las Escritoras 
La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, participa por sexto año consecutivo en la celebración del Día de las Escritoras.

 En esta edición, el Centro Andaluz de las Letras dedicará esta conmemoración a la escritora Carmen Laforet, con un programa de actividades que puedes consultar aquí

 Carmen Laforet DiezCuentosdeCarmenLaforet 

 Desde la Consejería de Educación y Deporte queremos sumarnos a esta dedicatoria con motivo del centenario del nacimiento de la escritora.


Vamos cogidas de la mano en la mañana. Hace fresco y el aire está sucio de niebla. Las calles están húmedas. Es muy temprano.

    Yo me he quitado el guante para sentir la mano de la mano de la niña en mi mano y me es infinitamente tierno este contacto, tan agradable, tan amical, que la estrecho un poquito emocionada. Su propietaria vuelve hacia mí la cabeza, y con el rabillo de los ojos me sonríe. Sé perfectamente la importancia de este apretón, sabe que yo estoy con ella y que somos más amigas hoy que otro día cualquiera.

Viene un aire vivo y empieza a romper la niebla. A todos los árboles de la calle se les caen las hojas, y durante unos segundos corremos debajo de una lenta lluvia de color tabaco.

‑Es muy tarde; vamos.

‑Vamos, vamos.

Pasamos corriendo delante de una fila de taxis parados, huyendo de la tentación. La niña y yo sabemos que las pocas veces que salimos juntas casi nunca dejo de coger un taxi. A ella le gusta; pero, a decir verdad, no es por alegrarla por lo que lo hago; es, sencillamente, que cuando salgo de casa con la niña tengo la sensación de que emprendo un viaje muy largo. Cuando medito una de estas escapadas, uno de estos paseos, me parece divertido ver la chispa alegre que se le enciende a ella en los ojos, y pienso que me gusta infinitamente salir con mi hijita mayor y oírla charlar; que la llevaré de paseo al parque, que le iré enseñando, como el padre de la buena Juanita, los nombres de las flores; que jugaré con ella, que nos reiremos, ya que es tan graciosa, y que, al final, compra­remos barquillos ‑como hago cuando voy con ella‑ y nos los comeremos alegremente.

Luego resulta que la niña empieza a charlar mucho antes de que salgamos de casa, que hay que peinarla y hacerle las trenzas (que salen pequeñas y retorcidas, como dos rabitos dorados debajo del gorro) y cambiarle el traje, cuando ya está vestida, porque se tiró encima un frasco de leche condensada, y cortarle las uñas, porque al meterle las manoplas me doy cuenta de que han creci­do... Y cuando salimos a la calle, yo, su madre, estoy casi tan cansada como el día en que la puse en el mundo... Exhausta, con un abrigo que me cuelga como un manto; con los labios sin pintar (porque a última hora me olvidé de eso), voy andando casi arrastrada por ella, por su increíble energía, por los infinitos “porqué» de su con­versación.

‑Mira, un taxi. ‑Éste es mi grito de salvación y de hundimiento cuando voy con la niña... Un taxi.

Una vez sentada dentro, se me desvanece siempre aquella perspectiva de pájaros y flores y lecciones de la buena Juanita, y doy la dirección de casa de las abuelitas, un lugar concreto donde sé que todos seremos felices: la niña y las abuelas, charlando, y yo, fumando un cigarrillo, solitaria y en paz.

Pero hoy, esta mañana fría, en que tenemos más prisa que nunca, la niña y yo pasamos de largo delante de la fila tentadora de autos parados. Por primera vez en la vida vamos al colegio... Al colegio, le digo, no se puede ir en taxi. Hay que correr un poco por las calles, hay que tomar el metro, hay que caminar luego, en un sitio determina­do, a un autobús... Es que yo he escogido un colegio muy lejano para mi niña, ésa es la verdad; un colegio que me gusta mucho, pero que está muy lejos... Sin embargo, yo no estoy impaciente hoy, ni cansada, y la niña lo sabe. Es ella ahora la que inicia una caricia tímida con su manita dentro de la mía; y por primera vez me doy cuenta de que su mano de cuatro años es igual a mi mano grande: tan decidida, tan poco suave, tan nerviosa como la mía. Sé por este contacto de su mano que le lote el corazón al saber que empieza su vida de trabajo en la tierra, y sé que el colegio que le he buscado le gustará, porque me gusta a mí, y que, aunque está tan lejos, le parecerá bien ir a buscarlo cada día, conmigo, por las calles de la ciudad... Que Dios pueda explicar el porqué de esta sensación de orgullo que nos llena y nos iguala durante todo el camino...

          Con los mismos ojos ella y yo miramos el jardín del colegio, lleno de hojas de otoño y de niños y niñas con abrigos de colores distintos, con mejillas que el aire ma­ñanero vuelve rojas, jugando, esperando la llamada a clase.

Me parece mal quedarme allí; me da vergüenza acom­pañar a la niña hasta última hora, como si ella no supiera ya valerse por sí misma en este mundo nuevo, al que yo la he traído... Y tampoco la beso, porque sé que ella en este momento no quiere. Le digo que vaya con los niños más ‑pequeños, aquellos que se agrupan en un rincón, y nos damos la mano, como dos amigas. Sola, desde la puerta, la veo marchar, sin volver la cabeza ni por un momento. ‑Se me ocurren cosas para ella, un montón de cosas que tengo que decirle, ahora que ya es mayor, que ya va al ‑colegio, ahora que ya no la tengo en casa, a mi disposi­ción a todas horas... Se me ocurre pensar que cada día lo que aprenda en esta casa blanca, lo que la vaya separando de mí ‑trabajo, amigos, ilusiones nuevas‑, la irá acercan­do de tal modo a mi alma, que al fin no sabré dónde termina mi espíritu ni dónde empieza el suyo...

Y todo esto quizá sea falso... Todo esto que pienso y que me hace sonreír, tan tontamente, con las manos en los bolsillos de mi abrigo, con los ojos en las nubes.

Pero yo quisiera que alguien me explicase por qué cuando me voy alejando por la acera, manchada de sol y niebla, y siento la campana del colegio, llamando a clase, por qué, digo, esa expectación anhelante, esa alegría, porque me imagino el aula y la ventana, y un pupitre mío pequeño, desde donde veo el jardín y hasta veo clara, emocionantemente, dibujada en la pizarra con tiza amari­lla una A grande, que es la primera letra que yo voy a aprender...

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Más información en este mismo Blog.

miércoles, 19 de mayo de 2021

Donación de María Ángeles Molina Godoy

Desde nuestra biblioteca escolar, queremos agradecer a María Ángeles Molina Godoy la donación del libro "Alma de olivo". Se trata de una obra que reúne los 30 mejores cuentos presentados al III Premio Internacional de Relato Corto sobre Olivar, Aceite de Oliva y Oleoturismo. A lo largo de sus más de 360 páginas, se incluyen relatos de diversos estilos y géneros (histórico, romántico, misterio, humor,...) elaborados por escritores españoles en su mayoría, pero también de otros países.

¡Muchas gracias!



jueves, 22 de abril de 2021

DÍA DEL LIBRO 2021

En este curso tan atípico, celebramos este día tan especial convirtiendo al alumnado en auténticos escritores. Para ello, hemos utilizado los dados del narrador que, en cada una de sus caras, tienen diferentes imágenes. Después de una tirada, se debe inventar una historia con las imágenes que han salido.

Hemos querido comprobar lo lejos que puede llegar la imaginación. Para ello, hemos partido de las imágenes de una misma tirada de dados y, cada curso, ha creado una historia diferente. Puedes ver el resultado de esta actividad en esta entrada o descargarlo pinchando AQUÍ.

Animemos a los más pequeños y a los jóvenes a la lectura. Potenciemos su imaginación invitándoles a crear historias maravillosas.

¡Feliz Día del Libro!



domingo, 31 de enero de 2021

II CONCURSO DE RELATOS Y CUENTOS NAVIDEÑOS

Tras la alta participación en la segunda edición del concurso de relatos y cuentos navideños, os presentamos a los ganadores de cada ciclo. Como premio, se les ha obsequiado con un lapicero con la imagen de la mascota de la biblioteca y con un libro (lleno de divertidas aventuras) adecuado para su edad.
El concurso ha estado muy reñido, ya que ha habido relatos muy bonitos y originales. Os animamos a participar con el mismo ímpetu el siguiente curso.

¡Enhorabuena a todos!